Existe un acuerdo bastante generalizado que establece que la capacidad para hablar en público es una combinación de lo innato y lo adquirido; es un don y es una conquista.
Es un don, porque no se puede negar que ciertas cualidades o dones naturales predisponen a determinadas personas a la palabra pública. La seguridad en sí mismo, rasgos más o menos simpáticos, el timbre o potencia de la voz, la prestancia del cuerpo, el aplomo o audacia y, sobre todo, la vitalidad y el entusiasmo son cualidades que ayudan a transformarse en un buen orador.
Por el contrario, si existen graves deficiencias, sobre todo en la expresión verbal, difícilmente se pueda lograr un pleno desarrollo de la capacidad de comunicación oral. Sin ninguna disposición innata, no se puede llegar a ser un buen orador.
Y es una conquista, porque si bien ciertas cualidades son necesarias no son suficientes por sí mismas: hay que "hacerse orador". En ninguna persona existen condiciones innatas para la oratoria sólo sujetas a la maduración. Por muy destacadas que sean esas cualidades, siempre es necesario hacer un esfuerzo para prepararse y mejorarlas.
La preparación del orador: ¿cómo aprender a hablar en público?
En la oratoria, así como en todo arte, ciencia o disciplina, nada puede hacerse sin un trabajo perseverante que supone un noventa por ciento de "transpiración" y un diez por ciento de "inspiración". Toda persona que, por la índole de sui trabajo, debe hablar en público tiene la responsabilidad ético-profesional de hacer un esfuerzo para mejorar su capacidad de comunicación.
Lo esencial es saber reunir y ordenar los pensamientos, las ideas y las convicciones propias, en relación con el tema que es motivo de la conferencia o el discurso; encontrar una forma de presentarlos clara, precisa y atractiva; y aprender a expresarlos adecuadamente para que sean comprendidos por aquellos a quienes está destinado el mensaje. Una buena comunicación no consiste fundamentalmente en hablar bien, sino en decir algo a otro u otros de forma tal que los destinatarios reciban y comprendan el mensaje.
Tomado de Hablar en público y saber comunicar de Ezequiel Ander-Egg
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